En lugar de la convergencia en sus políticas monetarias, el BCE y la Fed parecen seguir caminos muy distintos. La semana anterior, el BCE definitivamente sorprendió a los mercados y les dio a entender que estaban completamente equivocados con respecto a su próxima acción importante. Pero en retrospectiva, tal vez la sorpresa más significativa es que los mercados no pudieron captar las señales bien telegrafiadas del BCE de que uno de sus temores más notables es que el euro en aumento, sobre todo frente al dólar estadounidense, está perjudicando a los exportadores de la zona euro.
La semana anterior, la decisión del BCE de mantener abiertas las compuertas monetarias negándose a poner fin a la generosidad del banco central ha debilitado al euro y proporcionará un impulso a las exportaciones a las economías de la UE, lo que seguramente también será positivo para sus economías.
Un euro débil, por supuesto, es lo que quiere el presidente del BCE, Mario Draghi. Hace que las exportaciones sean más baratas, lo que garantiza la competitividad absoluta de los países de la zona del euro y al mismo tiempo aumenta el precio de las importaciones apuntalando la inflación.
En estos momentos, probablemente deberíamos buscar estrategias de bajo costo y bajo riesgo para seguir aprovechando la fortaleza del dólar que se ha mantenido en los últimos años en lugar de pensar en teorías de conspiración, pero luego de los repentinos cambios en la política en los bancos centrales del G-10 durante la semana pasada, no son pocos los que sospechan que podríamos estar de vuelta al inicio de una guerra de divisas.
Seguramente será interesante escuchar al presidente Trump y compañía (Mnuchin/Cohn) comenzar a quejarse después de revisar los gráficos de divisas de la semana anterior.
Dado el estancamiento que estamos viendo en algunas economías del primer mundo y la indeseada apreciación de sus divisas, no sería de extrañar que los bancos centrales de estos países estén tratando de abaratar sus monedas para incrementar el impulso de sus exportaciones. Esperemos que estas medidas no lleven a algunos países por la vía del proteccionismo, sin embargo las acciones recientes de los bancos centrales del G10 que se están decantando por políticas más «dovish» resultan demasiado convincentes como para ser ignoradas.
Ignorando por un momento las teorías de conspiración, en realidad, el BCE no puede hacer mucho por el momento hasta que desaparezca el caos político en España y se aclare más la situación sobre la próxima presidencia de la Reserva Federal. Hay que esperar a ver cómo se desarrolla esto en las próximas semanas.
El dólar estadounidense
La semana anterior fue bastante buena para los compradores del USD, dado que subió en contra de todas las divisas principales. El dólar australiano experimentó las mayores pérdidas, pero el dólar canadiense y el euro también tuvieron una fuerte pérdida frente a la divisa estadounidense. El yen japonés y la libra esterlina fueron las únicas monedas que lograron mantenerse estables frente a las ganancias del dólar. Pero incluso terminaron la semana ligeramente a la baja. Casi todos los datos económicos de Estados Unidos publicados durante la última semana, desde el crecimiento del PIB en el tercer trimestre, solicitides por desempleo, pedidos de bienes durables, ventas de casas nuevas y los índices PMI Markit tuvieron resultados mejores de lo esperado, pero los datos positivos no fueron la única razón del aumento del dólar.
El Partido Republicano también logró un progreso sustancial en la reforma tributaria con la aprobación de un presupuesto por parte de la Cámara que allana el camino para que el líder republicano de la Cámara de Representantes lance un borrador del proyecto de ley el próximo miércoles. Teniendo en cuenta que fueron capaces de aprobar el plan presupuestario sin el apoyo de los Demócratas, ahora es realista esperar que el Congreso dirigido por los republicanos tenga el proyecto de ley presentado, debatido y aprobado a fines de noviembre.
El euro
El anuncio de política monetaria del Banco Central Europeo llevó al euro a su nivel más bajo en 3 meses. Esta es también la primera vez desde abril que el EUR/USD ha caído por debajo de la media móvil simple de 100 días, lo que significa que el próximo soporte importante podría ser 1.1500. Si bien los informes de la semana sobre la inflación y el mercado laboral de Alemania son importantes, no moverán la aguja del BCE, que dejó en claro que las tasas de interés no se incrementarán al menos hasta octubre de 2018.
Después de recortar su programa de compra de activos en 30 mil millones y mantener este nuevo nivel desde enero a septiembre, Mario Draghi dijo que mantendrían las tasas de interés en los niveles actuales mucho después del final de su programa QE, lo que significa que la primera subida de tasas del BCE no llegará hasta el tercer trimestre, mucho más de lo que la mayoría de los inversores tenían previsto. Una vez que se hizo ese comentario, nada más importó, incluidos los comentarios positivos de Draghi sobre el crecimiento, los salarios y la inflación subyacente. Entonces lo mismo será cierto para los informes económicos alemanes de esta semana.