Los mercados de valores globales iniciaron 2021 con una base sólida. Los inversores claramente ignoraron el aumento global de casos de coronavirus y los disturbios en el Capitolio de Estados Unidos. En cambio, la atención se centra en el optimismo por la vacunación contra el Covid-19 y el estímulo masivo que puede venir con una administración de Biden respaldada por la Cámara de Representantes y el Senado.
La semana pasada, el presidente electo Joe Biden prometió un considerable plan de estímulos económicos por valor de billones de dólares, sobre el cual aprenderemos más el jueves cuando se anuncien los detalles. Eso tuvo una mayor influencia en los mercados que la sorprendente pérdida de 140.000 puestos de trabajo en diciembre que vimos en el informe de Nóminas No Agrícolas publicado el pasado viernes.
Podemos esperar que por el momento los mercados continúen ignorando la agitación política en Washington mientras los demócratas, con el apoyo de algunos republicanos, avancen hacia los procedimientos de juicio político contra el presidente Donald Trump en pocos días.
Lo que no se puede ignorar es el aumento de los rendimientos de la deuda pública estadounidense. Solo la semana pasada, los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años aumentaron un 20%, alcanzando un máximo de 1,125%. Este movimiento en los rendimientos de los bonos probablemente incitará a los inversores a reconsiderar sus estrategias para 2021, especialmente si vemos un movimiento alcista mayor en las próximas semanas y meses.
El rally alcista de los mercados de valores parece haberse detenido temporalmente al comienzo de la semana. Los futuros de los tres índices principales de Estados Unidos apuntan hacia un retroceso este día después de que todos alcanzaron nuevos récords el viernes. Si bien es extremadamente difícil pronosticar una corrección del mercado en el entorno actual en el que se está produciendo una combinación sincronizada de políticas fiscales y monetarias favorables a los activos de riesgo como las acciones, los inversores deben comenzar a pensar en proteger sus carteras.
Lo que estamos experimentando en los mercados de valores puede que no sea una burbuja similar a la de finales de 1999, pero no hay duda de que las valoraciones están muy exageradas. Las tasas de interés reales negativas han alentado esta inundación masiva en casi todas las clases de activos, particularmente acciones de crecimiento, deuda corporativa de baja calificación e incluso criptomonedas en las últimas semanas.
Cuanto más altos sean los rendimientos de los bonos a partir de ahora, más difícil se volverá justificar un múltiplo P/E (relación Precio/Beneficio) de 40 en el Nasdaq 100 o un rendimiento por dividendo del 1,5% en el S&P 500. Si la Reserva Federal no toma medidas para aumentar las compras de vencimientos de más largo plazo, podríamos tener rendimientos a 10 años muy por encima del 1,5% para fin de año. Esto significa que es probable que los datos de inflación de Estados Unidos se conviertan en el indicador más observado durante los próximos meses. Según las tasas de equilibrio a 10 años de Estados Unidos, los mercados ahora esperan que la inflación sea superior al 2% en promedio. Si bien la Fed no parece tener prisa por subir las tasas de interés, la dinámica económica cambiante puede obligarla a actuar más temprano que tarde.
Operar en corto en el dólar fue la operación más recomendada en los mercados de divisas de cara al 2021. Sin embargo, el aumento de los rendimientos de los bonos gubernamentales de Estados Unidos ahora podría llevar a repensar esta estrategia. Si la curva de rendimiento se vuelve más pronunciada y los diferenciales se vuelven mucho más amplios, podríamos ver una fuerte recuperación en el valor del dólar a pesar de los nuevos miles de millones esperados en los nuevos paquetes de estímulo prometidos por el gobierno de Biden. Según los últimos datos de la CFTC, ya estamos viendo un recorte de posiciones largas en las principales monedas frente al dólar.
Oro cae ante repunte del dólar estadounidense
El foco de atención de los mercados ahora se centra en el oro, que está luchando por recuperarse de la fuerte venta que experimentó el mercado el viernes pasado.
El metal precioso se ha visto golpeado por la apreciación del dólar, mientras que el aumento de los rendimientos de los bonos estadounidenses solamente contribuyó a echar sal en la herida.
Para aquellos que se preguntan por qué esto es importante, los rendimientos de los bonos del Tesoro tienen una correlación inversa con el oro. Dada su naturaleza como activo de rendimiento cero y su relación con el dólar, los próximos días podrían ser difíciles para el metal precioso.
Desde el comienzo de 2021, los precios han caído casi un 3% y hay señales que parecen indicar que el oro podría experimentar mayores caídas en los próximos días. Sin embargo, la batalla para los alcistas está lejos de terminar en medio de una serie de temas fundamentales que podrían apoyar el apetito por el oro.
Dado que los demócratas han tomado el control del Senado, han aumentado las esperanzas de un mayor estímulo fiscal. Esto está alimentando las expectativas de que las presiones inflacionarias vuelvan a aumentar en Estados Unidos a medida que se incrementa el consumo. Con el poder adquisitivo del dólar a punto de debilitarse a medida que aumenta la inflación, el oro, que se considera tradicionalmente una cobertura contra la inflación, se beneficiará. Al tener en cuenta cómo la Reserva Federal se compromete a mantener su política monetaria ultra acomodaticia hasta al menos 2023, las perspectivas a mediano y largo plazo para el metal precioso siguen siendo muy positivas.
Sin embargo, el asunto no termina aquí. Todo tiene un costo, incluso los atractivos paquetes fiscales impuestos por el gobierno. El déficit federal aumentó a un récord de $3,1 billones en el año fiscal de 2020, según el Departamento del Tesoro. Cuando surge un déficit fiscal, afecta la confianza en la economía y estimula la demanda de oro como refugio seguro.
Los expertos han discutido la posibilidad de que el oro obtenga mayor fuerza del «comercio de reflación«. Aunque los precios parecen bajistas a corto plazo con la caída del mercado impulsada por una apreciación del dólar, la perspectiva a mediano y largo plazo sigue siendo optimista.
En el marco de tiempo semanal, los precios se mantienen en un rango muy amplio con un fuerte soporte alrededor de $1760 y una resistencia alrededor de $1960. Un fuerte movimiento alcista que rompa el nivel de $1850 podría abrir las puertas hacia $1900, mientras que una ruptura bajista por debajo de $1800 podría llevar los precios nuevamente hasta la zona de $1760.
Centrándonos nuevamente en la información que nos brinda el análisis técnico, todos los ojos estarán puestos en cómo se comporta el oro alrededor de $1850 en el marco de tiempo diario. Un cierre por debajo de este nivel podría alentar una caída hacia $1820 e incluso $1775. Si $1850 resultara ser un soporte confiable, los precios podrían rebotar y llegar hasta $1900.
Eventos clave de esta semana
Apenas estamos en la segunda semana de negociación completa del año, y ya hay muchos eventos importantes que mantendrán a los mercados alerta.
Además de la lucha contínua en todo el mundo en contra de la pandemia de Covid-19 que ciertamente ha estado afectando contínuamente el sentimiento del mercado, a continuación hay algunos eventos clave a tener en cuenta en los próximos días:
- Lunes 11 de enero: funcionarios clave de la Fed pueden ofrecer información importante sobre el programa de compra de activos esta semana
- Miércoles 13 de enero: la Cámara controlada por los demócratas puede votar para acusar a Trump, nuevamente
- Jueves 14 de enero: Biden presenta planes de estímulo y discurso del presidente de la Fed, Jerome Powell
- Viernes 15 de enero: JPMorgan inicia la temporada de publicación de resultados de ganancias empresariales en Estados Unidos.
Dada la naturaleza prospectiva de los mercados, los inversores han comenzado a reflexionar sobre cuándo podría la Reserva Federal comenzar a flexibilizar su programa de compra de activos, que ha sido un elemento de apoyo importante para los mercados financieros desde el comienzo de la pandemia. A partir de este lunes, varios funcionarios clave de la Fed darán a conocer sus respectivas perspectivas económicas durante los próximos días, culminando con el seminario web del presidente de la Fed, Jerome Powell, el jueves.
Con las escenas caóticas del asalto al Capitolio de la semana pasada todavía frescas en la mente del mundo, los demócratas se están moviendo para acusar al presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump. Es decir, a menos que el vicepresidente Mike Pence y el gabinete destituyan a Trump primero invocando la enmienda 25, lo que parece poco probable.
El comercio de reflación podría recibir un nuevo apoyo cuando el presidente electo Joe Biden describa sus planes de estímulo fiscal adicional para Estados Unido, cuyo monto podría llegar a los “billones de dólares”. Este sería un impulso muy necesario, especialmente a la luz de la sorpresiva contracción laboral del viernes pasado de 140.000 puestos de trabajo que presentó el informe de Nóminas No Agrícolas de Estados Unidos para diciembre.
Queda por ver qué sectores podrían beneficiarse más, pero los precios del oro podrían experimentar un repunte debido a las mayores expectativas de presiones inflacionarias impulsadas por los paquetes de estímulos, mientras que las acciones estadounidenses podrían subir aún más con ese optimismo.
La temporada de publicación de resultados de ganancias empresariales Estados Unidos comenzará con JP Morgan a la cabeza una vez más. Las acciones bancarias han vuelto a estar de moda, ya que los inversores anticipan un mayor estímulo fiscal, así como una postura política extendida y ultra-acomodaticia de la Fed. El índice S&P 500 Financials ya ha ganado un 4,65 por ciento en lo que va de 2021, lo que lo convierte en el tercer sector con mejor desempeño en el índice de referencia del mercado estadounidense, detrás de Materiales (+ 5,68%) y Energía (+ 9,31%).
Aunque los resultados financieros del cuarto trimestre que se publicarán en las próximas semanas son de naturaleza retrospectiva, los inversores prestarán más atención a las perspectivas comerciales de estas empresas. Los resultados que alberguen un desempeño más positivo en el año que está iniciando podrían significar un mayor impulso para los precios de las acciones.